Choque cultural inverso | Capítulo 8: "Cuando estaba allí, era más de aquí"

 - ¿Te puedes sentir más de tu tierra viviendo fuera? 
- Sí.
- ¿Y cómo es posible eso?
- ¡Eso digo yo!  
- Y ahora que has vuelto, ¿te sientes menos de aquí? 
- Buena pregunta...

El trastorno emocional que produce la vuelta "al origen" no se puede, al menos en mi caso, comparar con el que acarrea emigrar a otro país. Pero este dato tampoco es que facilite el retorno. Por darle un cariz metafórico y más lúdico: yo lo visualizo como un buen puñado de piezas de LEGO, donde se mezclan las que fuiste atesorando hasta que te marchaste y las que fuiste consiguiendo en el extranjero (como buena coleccionista), todas tiradas en el suelo delante de ti, viéndotelas para crear de nuevo toda una estructura que tenga sentido y se sostenga. 

Desarraigo, volver a empezar, estar fuera de lugar, echar raíces, integración, etc. si bien son términos que apelan al emigrante, se pueden aplicar perfectamente, aunque reformulados, al retornado. 


Imagen de ElisaRiva en Pixabay 


El contexto al que se regresa es muy parecido al que se dejó, pero solo en apariencia. Y como dice el refrán: "El que se fue a Sevilla, perdió su silla"... Ojo. Pierdes la silla en la que estaban sentada antaño, pero sigue habiendo sillas de sobra, para muchas y muy variadas gentes. Ahora te toca encontrar aquella en la que puedas encajar tu pompis. Por supuesto, juegas con ciertas ventaja como, por ejemplo, esa que te da un documento tan sencillo como el DNI. Hay muchas más, pero hasta la burocracia de tu país ha cambiado desde que te fuiste (y no necesariamente para mejor). No dejas de tener que volver a hacerte con el entorno y sus normas, por más familiar que te sea, han cambiado muchas cosas.  

Volviendo a la cuestión de qué hace que nos sintamos más de nuestra tierra cuando estamos fuera de ella, rescato este texto de Madridmasd.org donde creo que se resume bastante bien: 

Con la inmigración se refuerza en muchos casos la identidad nacional de origen que los propios interesados mantenían en estado de apagada somnolencia. Se torna verdad entonces algo muchas veces repetido: nadie se reconoce en su identidad nacional hasta que no se enfrenta a la del otro. En esa confrontación con lo diferente se avivan invisibles lazos de pertenencia que habían permanecido en estado latente o apenas habían sido percibidos como propios. El inmigrante recupera así con frecuencia tradiciones o costumbres que no había seguido en su país de origen. O, por el contrario, rechaza todo aquello que tenga ver con la antigua patria. De una u otra manera, estas reacciones son síntomas inequívocos de un complicado conflicto personal no resuelto. Fuente: madrimasd.org

Y aquí quería precisamente llegar: al conflicto personal no resuelto. Quizás sea una lucha interna que se libra incesantemente, en la que te debates entre conservar tu especificidad o ser plenamente asimilada por la sociedad, ya sea en tu lugar de origen o en tu país de acogida. No es reprochable querer una u otra cosa. Tampoco lo es contradecirse, ni querer las dos o ninguna a la vez. 

Fusionarse con el entorno y querer mimetizarse apela a nuestra necesidad de aceptación. Aún así, los referentes durante mucho tiempo han sido otros, hablaban otra lengua en un contexto sociocultural diferente. En definitiva, tiene sus complicaciones. Hay que hacerse con los códigos y acabar sintiéndolos como propios o, al menos, manejarlos con cierta destreza. 

Mantener la especificidad puede ser un gesto defensivo, una necesidad natural de proteger, reforzar y mostrar aquello que hace a tu comunidad genuina, única o especial. Algo que sientas que solo está ahí y nada más que ahí, en ese núcleo, y que quieres salvaguardar. Esto implica, a veces, sacrificar la integración en ciertos ámbitos y estar "marcada" de alguna forma (no necesariamente para mal).

No son elecciones excluyentes ni tajantes. No creo que se opte por una u otra cosa al 100% en la mayoría de los casos. Es una balanza que se inclinará más hacia uno u otro lado dependiendo de muchos factores. Los personales, sí, pero también y sin ningún género de dudas de lo que te devuelva el entorno según tus decisiones y acciones, siempre y cuando dependan de ti.     

La identidad siempre ha sido un tema que me ha apasionado. ¡Tan complejo, ambiguo y cambiante! Citando a Salman Rushdie: Los migrantes se ven obligados a encontrar nuevas maneras de describirse a si mismos... Vuelve a ser una frase que condensa un gran significado. ¿Acaso no lo hacemos constantemente? ¿No se pone en funcionamiento esa maquinaria cada vez que nos vemos en un entorno desconocido? ¿Quiénes somos en cada momento, situación y lugar? La historia no se deja nunca de escribir... 

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