Choque cultural inverso | Capítulo 7: Como un pez fuera del agua

Sentirse "como un pez fuera del agua" es algo muy habitual viviendo en el extranjero. Y aunque menos conocido por no hablarse tanto de ello, también lo es al volver a tu tierra después de un tiempo considerable fuera.  

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Hace dos semanas tuve la oportunidad de volver a reencontrarme con Diego Ruíz del Árbol, una de esas personas a las que es difícil no admirar por su capacidad de trabajo y entrega a aquello que le apasiona. Sea lo que sea que emprenda, pone en ello el cien por cien de su intelecto y dedicación, y créanme: siempre son proyectos muy bien diseñados y de gran impacto. El último y el que ha facilitado mi regreso y el de muchas otras personas es: Volvemos
Gracias al apoyo prestado a través del programa piloto del "Plan de retorno a España", conté, entre otras cosas, con la ayuda psicológica de Celia Arroyo de "Augesis".

Volver no es fácil, por eso estoy convencida de que el aterrizaje ha sido mucho menos aparatoso de lo que hubiera sido sin los recursos que pusieron a mi disposición, y por ello siempre le estaré muy agradecida a Diego, quien me abrió las puertas al programa. 



La excusa para reencontrarme con él fue mi invitación a charlar en mi podcast "El gemido de una gamba" donde tuvimos la oportunidad de hacer un sucinto repaso por nuestros años en Berlín. 
Si de algo podemos hacer gala ambos es de un -me atrevo a decir- sano "sentido del humor", eje central del programa. Así que pronto salió a la palestra todo el material humorístico del que pudimos hacer acopio durante esa época fuera. 
Sentirse como un pez fuera del agua es una fuente casi inagotable de comedia, por el mero hecho de que ese sentimiento es una fuente casi inagotable de tragedias cotidianas surgidas del choque cultural, el duelo migratorio, los problemas idiomáticos, etc.    

Poco antes de llegar a Berlín en febrero de 2010 descubrí el magazine satírico Berlunes, del cual Diego es co-fundador. En él se trataba con mucho ingenio y no sin cierto tono punzante, las realidades que nos eran comunes a los hispanohablantes en Berlín. Bajo el lema Ellos tienen Mallorca, nosotros tenemos Berlín, generaron fans y haters casi a partes iguales. Es decir, no pasaron en absoluto desapercibidos y llegaron a publicar un libro: "Elija su propia aventura en Berlín". 

Se agradecía que un medio pusiera voz con tono jocoso a esas experiencias que, vistas únicamente como trabas y problemas, se podían hacer bola en el estómago fácilmente y amargarte la vida en el extranjero. Se demostraba así, una vez más, que el humor es un lenguaje vehicular con el que muchas personas en la misma situación nos podíamos entender, permitiendo vincularnos y digerir mejor los sinsabores que acarrea a veces ser emigrante.

Siempre digo que mi "yo cómico" nació en Berlín, fruto de la necesidad de subvertir esos dramas cotidianos. Había que subirse al escenario a hablar de ello. ¡Había que hacer Comedia! Y tuve la suerte de encontrar a mi media naranja organizadora para poder llevar a cabo el proyecto: Gonzalo Vélez de Hola Berlín. Y, cómo no, Berlunes patrocinó el primer espectáculo de monólogos en español en Berlín: "Noches de Comedia - Winterdiversión". 

Todo esto lo cuento, entre otras cosas, para explicar que el retorno es también una fuente de material humorístico. Dada mi profesión no lo puedo (ni lo quiero) evitar. Necesito invertir ese choque cultural inverso. Mi "yo cómico" está mutando. 
Sé que quienes mejor me sabrán comprender son las personas que atraviesan mi misma situación, de esto también habla Diego en el podcast, de la dificultad para entender algo tan localizado en un grupo tan concreto: el de los emigrantes, en este caso españoles. Afinando aún más: emigrantes retornados. Pero eso no me va a impedir tratar de contarlo todo de la manera más cercana posible. Porque si algo puede conseguir el humor no solo es vincular a los que pasamos por este trance, sino ayudar a otros a ponerse en nuestros zapatos. Ese ejercicio de empatía me parece clave para reír por un lado (¡tan necesario!) y por otro, para llegar a comprender que sentirse un pez fuera del agua, seas de donde seas y estés donde estés, es una circunstancia en la que el apoyo del entorno es clave para que puedas sobrellevarlo y (sobre)vivirlo dignamente. En definitiva, es fundamental para que puedas respirar.  

Sin más, os dejo con la estupenda charla que mantuve con el gran Diego Ruíz del Árbol:



      

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